Como dice Monsiváis “En las crónicas se despliega la autobiografía ideal de Vallejo. El no renuncia a Perú ni deja de identificarse con su cultura, pero se enorgullece (y el orgullo está en el centro de su razón de ser como cronista), de no haberse detenido intelectual y artísticamente, de haberse salvado de los efectos de un medio paralizante destructor”