“La moda es declarar muerto al Partido de la Revolución Democrática. Y sin duda, la debilidad organizativa del PRD indica el cúmulo de problemas estructurales y anécdotas tristes. La lucha por las candidaturas es en ocasiones espectáculo patético, la torpeza flagrante ha inventado la división entre “talacheros” y “cupuleros”, y en el desconocimiento de reglas de juego se llega al extremo…”.
