Su niñez marcó profundamente su vida, “mi vida siempre ha sido similar: Leía, iba al cine, escuchaba pacientemente la radio, me divertía la lectura de los periódicos que apenas entendía. Ahora entiendo, pero me deprimo... me la pasé leyendo y viendo, cuando podía, dos películas diarias. Inicié mi cultura de comedias musicales en el cine Estrella, en los de por mi casa, el Bretaña y el Ajusco. Vi todo el cine mexicano disponible. Monsiváis es uno de los personajes cuya versatilidad temática no reconoce límites. De todo puede escribir. Y su inclusión aquí es porque una de sus facetas es también la de crítico de arte. Por lo mismo, con este Carlos, no se sabe por dónde empezar a referirse a él, sin correr el peligro de concluir haciendo arreglos florales para depositarlos en la base de su altísimo estrado de vanidad que justificadamente su intelectualismo le ha construido, tal vez contra su voluntad. A ustedes les consta, Carlos Monsiváis, desde toda tribuna, banca o butaca o presídium, se pone de pie y habla lo más serio que aparenta ser, pero los receptores de sus palabras ven, imaginan, suponen o lo saben, que habla irónicamente para hacer reír, no obstante que él está dispuesto a afirmarlo ante notario que en esa forma da rienda suelta a la seriedad que posee. "... Creo que Monsiváis es el portavoz, la opinión de la sociedad civil, pues permanentemente está asomándose a los diferentes problemas de la sociedad. Él siempre ha gritado los errores del gobierno y ha dicho que una de las armas de la sociedad civil, en el sentido positivo y democrático, es la movilización, pero no para interrumpir el tráfico, sino para contener las decisiones más autoritarias". (Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura).
