“Por la fuerza de sus convicciones y de sus ambiciones, Diego Rivera es un gran formador -voluntario e involuntario- de públicos. Él pintará a la vista de todos, hablará del arte con elocuencia y pasión, disputará con amigos y enemigos, será el retratista de la burguesía y el defensor de la presencia de proletarios y campesinos. A esta “enseñanza de multitudes”, Rivera le apostará su obra, su militancia comunista, trotskista y comunista, sus declaraciones y polémicas sobre todos los temas imaginables y su vida social, …”.
