“Hasta el momento, en Latinoamérica la globalización se interpreta, desde perspectivas tradicionales, como fatalismo, la escritura en la pared que anuncia la demolición de orgullos y pretensiones de las culturas nacionales, la conversión de los nacionalismos en shows folclóricos o reminiscencias de pueblo, las supresiones de las diferencias nacionales o regionales canjeadas por la uniformidad de tercer orden, el regreso a la incomunicación entre los países.”
