Las diferencias, las contradicciones y los conflictos entre el Norte y el Sur me empezaron a fascinar sobre y por encima del natural hechizo que cualquier norteño como yo siente instintivamente por las tierras e islas del Sur de Roma. Gramsci no sólo me convenció por la exactitud de su análisis histórico y político, sino que también sus escritos me explicaron el carácter del Sur de Italia como el resultado de una gran quiebra social y como mercado para una explotación de tipo colonialista, ejercida por las clases dirigentes del Norte. Encontré en Gramsci, el fundador del Partido Comunista Italiano, algo que no se podía hallar en otros estudios sobre la problemática del Sur, la indicación de una solución práctica, realista, en términos de lo que es el problema avasallador de la utilidad de nuestro país: una alianza entre los trabajadores del Norte y los campesinos del Sur, para poder quebrantar el dominio del bloque capitalista agrícola e industrial.
