El fenómeno de la "americanización" se combina en América Latina de modo indistinguible con ese gran juego de sustitución de realidades, que se llamó el imperialismo cultural, y es hoy la gran transnacional de la cultura. Cablevisión. Cómics de súper héroes. Humor rápida y malamente traducido. Infinidad de productos que sacian, inventan y modifican necesidades. Programas de televisión cuya apoteosis ritual depende de la victoria del sistema de justicia norteamericana. Libros donde las fórmulas de venta programan la imaginación. Tecnologías refinadísimas. Videocaseteras en donde se entierra la experiencia comunitaria del cine. Comunicación por satélite. Ideología de la Villa Global macluhaniana. Videodiscos. Control de las telecomunicaciones por transnacionales. Estrategias de consumo que reinventan la idea del control y la noción de Ama de casa. "Filosofía" del vendedor más grande del mundo. Películas creadas de acuerdo con el examen minucioso del mercado. Software audiovisual. Agencias internacionales de noticias que unifican la información y entronizan un sólo punto de vista. Antes estigmatizada por gobiernos, derechas e izquierdas, la americanización ha dejado de ser tema urgente.
