Prólogo de una vela (naturalmente macilente). ¡Ah, las prendas íntimas! ¡Ah, los corpiños delicados y evanescentes! ¡Ah, los fúlgidos brasieres! ¡Ah, las medias de seda (con costura)! Cercana al enamorado, la cámara delata su abatimiento y para ello se vale del aspecto febril e hirsuto, de las orejas, …